Crítica de “True Detective: Tierra nocturna”, soberbia cuarta temporada con Jodie Foster

True Detective (2013), la serie inmortalizada por Woody Harrelson y Matthew McConauguey, quienes aquí ofician de productores ejecutivos, siempre se caracterizó por las enormes actuaciones de sus protagonistas. 

Vale aclarar que se trata de una producción que cambia actores e historia de temporada a temporada, manteniendo solo el clima sórdido de su temática. Por eso esta cuarta parte, que tenía al creador original de productor ejecutivo, implicaba un desafío superado con éxito por Issa López, quien imprime en la ambientación en Alaska toda una cuestión climática que enfatiza los cruentos crímenes cometidos.

Alguien dijo alguna vez que el clima forma -y deforma- el carácter de las personas. Tomando esa idea cómo una premisa irrenunciable Issa López, que dirige y escribe los seis episodios de la temporada, suma el invierno en Alaska, justo cuando la noche se prolonga varios días hasta una nueva salida del sol.

En ese ambiente humanamente casi inhabitable, la detective Liz Danvers (Jodie Foster) y la detective Evangeline Navarro (Kali Reis), deben impartir orden, casi como  madres de una comunidad en crisis. A esto se suman los problemas y traumas que cada una acarrea del pasado, para sumar capas de espesor a la trama. La mutilación de los ocho hombres que operan la Estación de Investigación del Ártico Tsalal, es el crimen a resolver y el misticismo que envuelve al caso cierra filas sobre el desolado territorio.

Jodie Foster que ya había mostrado sus dotes de mujer ruda y dura como la compañera de equipo de Annette Bening en Nyad (2023), se carga la serie al hombro, manteniendo interesantes duelos actorales con Kali Reis, (una marca registrada de la serie) pero también haciendo de su pequeño cuerpo de apariencia vulnerable un contraste interesante con su aguerrido carácter.

True Detective: Tierra nocturna (True Detective: Night Country, 2024) baraja y lanza de nuevo la serie con interesantes cambios de espacio geográfico y género en los protagónicos, para mantener las mismas líneas constitutivas creadas hace diez años. Algo de empoderamiento femenino y un universo áspero para resolver crímenes igual de truculentos.