Crítica de "Un hombre que escribe": Un multifacético retrato de Abelardo Castillo

Abelardo Castillo, una figura emblemática en la literatura hispanoamericana contemporánea, se erige como el eje central de esta película que se sumerge en las aguas turbulentas de su mente creativa. Su versatilidad como escritor, que abarca desde cuentos hasta novelas, obras de teatro y ensayos, se refleja en cada fotograma, donde su lenguaje preciso teje ambientes ricos en matices y profundidad de significado.
 
El documental, que presenta una estructura de entrevista de sesenta minutos, con la figura prominente de Castillo en primer plano, acompañada de imágenes y textos de sus obras literarias, va más allá de ser una simple semblanza biográfica, adentrándose en las profundidades de la psicología del escritor y en su conexión íntima con el proceso de escritura. A través de conversaciones enriquecedoras, se exploran los temas recurrentes en la obra del autor de El otro Judas (1961), Crónica de un iniciado (1991) y El evangelio según Van Hutten (1999), desde la muerte y el amor hasta la soledad y la desesperación, revelando así las complejidades del alma humana.

Particularmente singular es la forma en que la película explora la influencia de Sylvia Iparraguirre, la esposa de Castillo, en su vida y obra. Su presencia omnipresente se entrelaza sutilmente a lo largo del metraje, revelando cómo su relación marcó y moldeó la trayectoria del escritor.

Un hombre que escribe es mucho más que una película sobre un escritor; es un viaje revelador a través de la mente de uno de los gigantes de la literatura argentina. Sin duda, un retrato imperdible para los amantes de la literatura y el cine por igual.